Las canciones de cuna son algo más que una forma fácil de dormir a un bebé. Lo es aún más si tenemos en cuenta que cantarle a un recién nacido tiene varias ventajas y es crucial para su crecimiento.
Canciones de cuna para bebés: Su importancia y ventajas
El vínculo afectivo que se establece entre el recién nacido y su madre a través de las canciones de cuna es crucial porque favorece el desarrollo cognitivo y conductual. No nos referimos aquí a estudios actuales; una plétora de datos lo confirma. De hecho, podríamos traer a colación los estudios realizados por el médico y psiquiatra británico John Bowlby, quien ya en los años sesenta subrayó el estrecho vínculo emocional de reciprocidad como factor crucial para determinar el desarrollo del recién nacido. Según Bowlby, la salud mental de un niño se ve influida por el amor de su madre, igual que su salud física se ve influida por las vitaminas y las proteínas. Esta forma de apego se refuerza con las canciones de cuna.
Las canciones de cuna y la formación del vínculo a lo largo del embarazo
La conexión madre-hijo comienza al principio del embarazo, concretamente cuando la madre forma un vínculo interactivo y afectivo con su hijo en desarrollo a través de su experiencia de los movimientos del feto. Las acciones de contacto madre-hijo, como abrazar, intercambiar miradas, consolar y vocalizar, contribuyen al desarrollo del vínculo afectivo. Los sistemas sensoriales del feto se ven estimulados por diversos estímulos a lo largo de su existencia prenatal, siendo el más potente de ellos el sonido de la voz de la madre. Estos estímulos pueden proceder tanto del interior como del exterior del útero.
El canto es una forma fascinante de comunicación sonora entre madres e hijos, y las madres de todo el mundo saben que es una herramienta útil para establecer relaciones, incluso antes de que nazca el niño.
La principal obra musical en esta interacción sonora es la canción de cuna. Todas las canciones de cuna tienen un ritmo binario muy similar al latido del corazón y, cuando se combinan con el movimiento de balanceo del niño en brazos, constituyen una poderosa defensa contra el llanto.